MIS ANÉCDOTAS 23

 

EL BELÉN DE LA ANÉCDOTA

Yo ayudaba a montar el Belén en mi parroquia con otras dos personas, una de ellas una monja del convento del pueblo, y entre las tres nos bastaba. En vísperas de la Navidad del 2009 la otra persona no podía ayudarnos así que la monja (ya mayor) y yo decidimos montarlo en el salón parroquial que también nos servía para celebrar todas las liturgias de ese año pues nuestra parroquia estaba en unas obras importantes de restauración.

Al ser en el salón, el Belén era mucho más sencillo con figuras prestadas del convento y alguna mía ya que las figuras grandes de la parroquia estaban guardadas en unos armarios de la iglesia y no se podía entrar a cogerlas.

Terminamos muy bien a falta de poner una estrella grande con luces en la parte de arriba del portal y para no molestar a nuestro párroco decidí que yo la ponía, cómo no llegaba puse una mesa y encima de la mesa una silla para llegar mejor, todo este tinglado incluido  el Belén estaba montado encima de una tarima que hacía de escenario y que está cómo a metro y medio por encima del suelo, en el fondo del escenario está la pantalla donde se ponían películas para los niños y justo al lado de esta pantalla estaba instalado el Belén y donde yo puse la mesa para subirme a ella.

La monja estaba recogiendo cuando yo me subí primero a una silla y desde allí a la mesa, una vez allí intenté subirme a la silla que había puesto encima pero se movió, perdí el equilibrio y me fui para atrás, noté que la mesa se tambaleaba, intenté apoyar la mano en la pantalla para apoyarme pero  por detrás estaba hueca así que me fui hacia atrás y………………………¡¡¡¡¡zaaaaaaaaaaaaaaaas,  catapláaaaaaaaaaan!!! el primer golpe fue contra la silla que empleé para subirme a la mesa golpeándome en la espalda, la silla también cayó debajo de mí y al intentar suavizar el golpe me apoyé con la mano derecha que me la torcí de mala manera y por si hubiera sido poco la mesa con la silla que tenía encima se cae encima de mi muñeca derecha ya de por sí maltrecha por la torcedura ¿¡?!*&?¡¿!  

 El dolor que sentí en ese momento fue tremendo, me quedé sin apenas poder moverme, la monja asustada por el ruido que hice vino corriendo hacia mí para ver que pasaba y al verme en el suelo con gesto de dolor se asustó. Se ofreció a  acompañarme a casa pero cómo eran ya casi las 10 de la noche le dije que podía ir sola, la tenía a tan solo 5 minutos. Cuando llegué a casa tenía la mano muy hinchada y no la podía mover. En esos días mi madre estaba pasando unos días con nosotros en casa, no se la podía dejar sola y aparte de eso hacía un frío infernal así que decidimos no ir a urgencias por no molestar a mi madre. No pude dormir en toda la noche por el dolor y amanecí con la mano más hinchada todavía (parecía que tenía puesto un guante de boxeo) así que decidí ir sola al médico de cabecera, mi marido se quedó en casa cuidando a mi madre. Estaba nevando bastante y encima hacía un viento muy fuerte así que tuve que hacer malabares para sujetar el paraguas con la mano izquierda, que claro ,acabé cerrándolo y llegué al ambulatorio que parecía un muñeco de nieve con guante de boxeo. El médico me dijo que tenía que ir al hospital para hacerme radiografías. Total que tuvimos que coger a mi madre y llevarla con nosotros al hospital de Logroño, aquí hubo una confusión de hospitales y llegamos al que no era así que a coger de nuevo el coche para ir al otro (no cuento todos los inconvenientes que supuso ir con una persona mayor a la que no le hacía gracia salir de casa con el mal tiempo que hacía). Tuve suerte y no me rompí ningún hueso pero sí que tenía un esguince, aparte de una fuerte contusión, me inmovilizaron la mano y me dijeron que no hiciera nada con ella. No veáis que Navidades tan estupendas pasé ese año sin cocinar ni hacer nada pues tanto mi marido cómo hijas y yernos fueron los que se preocuparon de que todo saliera bien, organizaron, cocinaron y prepararon todo ¡¡¡nunca estuve tan bien servida!!!