Cómo alguna persona me ha pedido que cuente la historia del
caballito de la imagen de Leo que
publiqué el Día del Niño lo hago con mucho gusto y os la dedico a tod@s los que
me leéis. Lo haré de forma muy reducida para no cansaros pero afirmando
primero que es totalmente cierta.
La primera parte de esta historia la sé porque me la
contaron ya que mi memoria no abarca ni desde antes de mi nacimiento ni
después, siendo neonato…….. bueno incluyo también los tres primeros años de mi
vida, vamos que durante ese tiempo mi memoria “na de na”.
Corría el año 1947 cuando se me ocurrió venir a este mundo
el 6 de agosto, es por eso que me gusta tanto el verano.
Mis padres vivían por aquel entonces en Madrid ya que mi
padre estaba destinado allí pero mi madre quería que yo naciese en Logroño en
casa de mi abuela materna y allí se fue con mi hermana mayor (le faltaba poco
para cumplir dos años) un tiempo antes de que yo naciera.
Ante el inminente
feliz acontecimiento mi padre se
trasladó desde la capital de España para conocerme y de paso trajo de regalo un
enorme caballo de cartón pensando en que iba a nacer un varón y con él cargó
todo el trayecto en tren (cómo me hubiera gustado ver a mi padre cargando el
susodicho corcel)
En casa de mi abuela, aparte de mi hermana, estaba también
un primo de 6 años que en cuanto vieron al caballo se apoderaron de él sin
ninguna consideración a mi persona.
Mi primo ( todo un trasto) pensó que para que no se muriese
de hambre tenían que darle de comer pues tras tan largo viaje el jamelgo
tendría que estar hambriento así que fueron a por comida a la cocina de la
abuela.
Cuando fue a
dársela se dio cuenta que tenía la boca
cerrada y no encontró mejor solución que
cortarla para poder darle de comer, una
vez hecha la “operación” se puso a la tarea de alimentarlo con una cuchara,
sustraída de la misma cocina, con tal
mala suerte que esta se le cayó por la boca
así que decidió abrirle la tripa para recuperar el utensilio, total que destrozó al pobre “rocinante” y
tanto mi hermana cómo yo nos quedamos sin juguete en un “pis pas”……….
De la reacción de mi padre ante el hecho tan “funesto” nada
me contaron, pero estando en casa de su suegra es de imaginar que tuvo que
aceptarlo simulando total amabilidad pero sin dejar de pensar en lo inútil de su esfuerzo.
Años más tarde, siendo mayor, deseé tener un caballo
balancín y cada vez que veía uno en
alguna tienda me paraba para mirarlo con cara de deseo pero no lo conseguí.
Pasados los años y
en unas Navidades, mis hijas, todavía estudiantes y conocedoras de este
capricho mío, me sorprendieron con un caballo balancín de madera pequeño que lo
tengo de adorno en mi salón cómo un auténtico tesoro y es el que saco en los
montajes.
Cómo es de suponer no tengo ninguna foto del “fenecido” y
no recordado caballo de cartón.
En honor a su memoria y “trágico” final no he querido sustituirlo por una imagen de
la red.
Pues has contado la historia muy bien y de forma cercana.Vaya disgusto para tu padre,imagino.
ResponderEliminarLos niños tienen la "obligación"de escudriñar los juguetes por dentro,aunque los destrocen-decía un tío mío-
Pero mira qué bonito el detalle de tus hijas que sabian la ilusión que te iba a hacer y te lo regalaron.Qué lindas!!
Tiene buen aspecto!!
Besucos
Gó
Así pasaba, no faltaba que llegaba algún primo o amigo y daba al traste con los juguetes en un instante :(
ResponderEliminarEstá precioso el que tienes, aunque tuviste que esperar mucho tiempo para obtenerlo.
Un abrazo grande.
Hola Charo, es una hermosa historia, y trágica, jaja, no me imagino el destripe del pobre caballo, habrá que ver la imaginación que tienen los niños. Y luego me imagino lo bonito que sentiste cuando tus hijas te regalaron el caballito, a una, aunque adulta le siguen haciendo ilusión los detalles y juguetes, aunque de forma diferente, como con mucho cariño, jeje. Saludos y cuéntanos más historias!
ResponderEliminarY ahora le has hecho inmortal
ResponderEliminarBesos
Es una historia preciosa Charo, a pesar del trágico final del caballo de cartón jaja. Una historia que merecía la pena contar. Aunque mucho tiempo después, ahí tienes a tu caballito, al que por fin puedes cuidar como merece.
ResponderEliminarBesos
Es una historia muy común por aquellas calendas, (hoy casi nadie regala ya caballitos de cartón), pero con final de "muerte", evoca y mucho el niño que todos llevamos dentro.
ResponderEliminarA mí me regalaron por Reyes un balacín. Cuando venían mis amigas a jugar, lo metia en la "cuadra", (el arca que se tenía de la abuela). Lo conservé hasta que fueron viniendo mis hijos al mundo, con el resultado que ya estáis imaginando. Pero todavía conservo mi cajita de los "tesoros" y de vez en cuando la abro y miro mi infancia dentro de ella.
Me encantó esta entrada.
Besos.
Me alegro de que consiguieras tu Caballito. Un beso.
ResponderEliminarUna historia de aquellos años cuando no era fácil recibir juguetes, aunque los pocos que recibíamos nos hacían mucha ilusión.
ResponderEliminarUn abrazo,
Caballito de cartón,
ResponderEliminaral que abrieron las tripas
por culpa de un cucharón.
Caballito de cartón
al que quitaron el hambre
en una trágica operación.
Que bonita historia. Son los relatos que me encantan. La poesía del comentario anterior es muy bonita.
ResponderEliminarUn beso.
Solo falta saber si tu primo lloró al darse cuenta que habia " matado" al caballo o no fue consciente de ello.
ResponderEliminarBonito detalle el de tus hijas. Un abrazo.
Hay un aguinaldo venezolano que dice: "Corre caballito, vamos a Belén, a ver a María y al niño también" Asocié tu caballito a esa canción, pero me gusta más está historia.
ResponderEliminarBesos
Lo que no sabemos de la historia es si el mencionado primo, terminó cuando fue mayor en veterinario o cirujano.
ResponderEliminarBesos
Mi muy querida Charo :
ResponderEliminarPreciosa la historia de tu caballito balancín.
Definitivamente como dice el refrán " recordar es volver a vivir "
Un gran abrazo!!!
La vivencias y recuerdos de nuestras infancias,nos hacen volver a recordar algunos echos
ResponderEliminarVaya pedazo de historia que tenéis en la familia.
ResponderEliminarEse niño hoy será cirujano no?? JJJJJJJJJ!!!
O será investigados.... , yo tambien imagino a tu padre con toda su ilusión , portando el caballo, y ver como en un momento quedó totalmente siniestro total, jjjjjjj!!!
Un besazo mi amiga, perdon por tardar en comentarte, pero ultimamente, entro poco al ordenador, voy algo liadilla.
Que buena historia!!.
ResponderEliminarLo cierto que a tu primo seguro que tu padre no lo miró desde aquel momento con los mismos ojos, lástima que vosotras nunca llegaste a tener el caballo que tu padre con tanta ilusión compró.
Un abrazo.
Precioso relato el que nos comparte, me encanta ese prodigio de niño, los niños ahora son así de listos.
ResponderEliminarUn placer Charo leer este bello relato de familia.
Besazo.
Que conmovedora historia esta del caballito, sobre todo que detalle más bonito por parte de tus hijas, ya que tu primo era un poquito salvaje, jajaja y no disfrutaste de ese caballito en tu infancia, como era de suponer, y más siendo un regalo de tu padre. Porque supongo que cuando viste lo que tu primo le había hecho al caballito te llevarais un gran disgusto.
ResponderEliminarBesos CHARO.
Menuda historia teneis en la famiilia!! Digna de recordar y compartir. Un beso
ResponderEliminarholaa amiga charo que simpatica entrada menos mal que al tus niñas te regalaron ese capricho jaja a mi me gustan mis primos tenian uno y yo siempre me montaba en el pero claro no era de cartón sino de madera jaja besitosss para los doss
ResponderEliminarTe he leído atentamente y me imagino la ilusión con la que tu padre te ha comprado ese caballito balancín.
ResponderEliminarLa imaginación de los niños se suele salir de la realidad en la mayoría de los casos y eso explica los destrozos que, poco a poco, ha hecho con el pobre caballo ¡menos mal que era de cartón!
Me alegro de que hayas conseguido uno, tienes unas hijas estupendas, y lo conserves como una joya ¡la de recuerdos que te tiene que traer!.
Cariños.
kasioles
Tu niñez,esa época dorada que a veces recordamos con nostalgias
ResponderEliminarEntrañable historia...gracias por compartirla!!!
ResponderEliminarUn gran abrazo, amiga!!! ;)
La humildad es andar en verdad; en ese terreno florece la oración, la amistad, el diálogo, la tolerancia, el encuentro y el compromiso. Gracias, hermoso compartir, un fuerte abrazo.
ResponderEliminarQué recuerdo entrañable!! Cuánto amor de parte de tus hijas al regalarte el deseado caballito. Gracias por compartir este trozo de tu vida. Beso grandote.
ResponderEliminarQue bonito y entrañable es que los hijos sepan amar a sus padres con detalles como el que cuentas, aqui tu tienes mucho que ver, dada la educación que le has dado, todo un ejemplo a imitar
ResponderEliminarMuy bonito todo el relato, ahora, el que lo tuvo que pasar un poco mal fue tu padre, pues el pobre se hizo el viaje de aquellos años: en tren y con un caballo.
ResponderEliminarRespecto al regalo de tus hijas, que es muy tierno, te ha pasado com o a mí con la muñeca Mariquita Perez. Cuando era pequeña mi madre no me la pudo comprar, sin embargo, ya muy mayor, uno de mis hijos me la regalo en un cumpleaños. Y aquí me tienes cambiándola de vestido por lo menos, cada estación. Ya la tengo preparada para las navidades. Los jóvenes de ahora no saben apreciar las cosas como nosotras, ¿verdad?
Un beso Charo
Tengo la gran suerte de vivir muy cerca de la costa
ResponderEliminarHoje venho fazer uma visita especial,
ResponderEliminarQuero se for possível seu email,
para enviar um mimo de Natal.
Eu me sinto demasiadamente emocionada
em ter contado todos visitantes do meu blog.
Para minha alegria estas entre
os visites melhores qe já pude ter.
Um feliz final de semana...Será enviado no seu
email.
O meu é...evanir_garcia@hotmail.com
Esos billetes están todos muy bien guardados
ResponderEliminarMi querida Charo ...siento no poder leer la historia del caballito ...te escribo desde clase ,estamos preparando muchos ejercicios para entregar al comienzo de vacaciones y es mucho trabajo para ir entregando yo te dejo....gracias amor por estar tu siempre ahí ...por eso vengo y me disculpo sin leerte por confianza....besucos
ResponderEliminarEsa seencillez y humildad te hace mucho mas grande
ResponderEliminarna preciosa historia Charo e imagino el disguto de tu padre, el con todo el cariño del mundo lleva un regalo a su hijita y otro niño lo rompe, y volvio el caballito de manos de tus hijas, un detallazo muy hermoso, un besito
ResponderEliminarHoy nos has contado una historia llena de belleza y especialmente ternura....Gracias por compartirla
ResponderEliminarLuz&Amor
Isaac