SINDROMES
Dice un refrán que hasta para robar hay que saber. Esto podría aplicarse a otras facetas de la vida que, por sencillas, parecen no necesitar de aprendizaje ni entrenamiento alguno.
En estos días de idas y vueltas, descanso total y trabajo a medio gas, vemos en la prensa informaciones sobre la incapacidad de mucha gente para disfrutar del tiempo libre por la adicción al trabajo, en no pocas ocasiones, supone de escape de otras situaciones personales o sencillamente porque es lo que hacemos durante todo el año a un ritmo tal que cuando no hay trabajo no sabemos qué hacer sin él.
Pero no piensen en estas cosas, aqparentemente raras, ocurren sólo ahora. Cuando estemos todos de vuelta empezaremos a escuchar a los otros, a los que se deprimen por volver al trabajo. Los psicólogos hablarán, cómo hacen todos los años, del síndrome post-vacacional, cómo si el trabajo fuera una condena o algo muy difícil de asumir.
Después de todo, tal vez entendamos a estos últimos mejor que a los primeros, pero cómo debemos vigilar los extremos, tanto por un lado cómo por el otro, lo suyo será plantearnos descanso y trabajo cómo lo que son mientras le damos una oportunidad a lo que deben ser porque tal vez sea una manera de avanzar.
Ya saben que cuando uno vive cómo piensa, termina pensando cómo vive, y entonces el trabajo, el descanso y todo lo que se nos ponga por delante se convierte en un sufrimiento.
FELIZ DESCANSO A TODOS.
Dice un refrán que hasta para robar hay que saber. Esto podría aplicarse a otras facetas de la vida que, por sencillas, parecen no necesitar de aprendizaje ni entrenamiento alguno.
En estos días de idas y vueltas, descanso total y trabajo a medio gas, vemos en la prensa informaciones sobre la incapacidad de mucha gente para disfrutar del tiempo libre por la adicción al trabajo, en no pocas ocasiones, supone de escape de otras situaciones personales o sencillamente porque es lo que hacemos durante todo el año a un ritmo tal que cuando no hay trabajo no sabemos qué hacer sin él.
Pero no piensen en estas cosas, aqparentemente raras, ocurren sólo ahora. Cuando estemos todos de vuelta empezaremos a escuchar a los otros, a los que se deprimen por volver al trabajo. Los psicólogos hablarán, cómo hacen todos los años, del síndrome post-vacacional, cómo si el trabajo fuera una condena o algo muy difícil de asumir.
Después de todo, tal vez entendamos a estos últimos mejor que a los primeros, pero cómo debemos vigilar los extremos, tanto por un lado cómo por el otro, lo suyo será plantearnos descanso y trabajo cómo lo que son mientras le damos una oportunidad a lo que deben ser porque tal vez sea una manera de avanzar.
Ya saben que cuando uno vive cómo piensa, termina pensando cómo vive, y entonces el trabajo, el descanso y todo lo que se nos ponga por delante se convierte en un sufrimiento.
FELIZ DESCANSO A TODOS.
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