En el recorrido que
hicimos por un trecho del río Iregua en La Rioja en el mes de julio encontramos
un ciruelo silvestre , al regresar paramos para probar las ciruelas que estaban
riquísimas así que aproveché y cogí unas cuantas para llevarlas a casa. Veréis
que son las de la foto. Estas ciruelas tan sabrosas fueron la causa de quedarme
rezagada del grupo y no viera una piedra con la que me tropecé y aterricé forzosamente cuan
larga soy sin sufrir nada más que mi orgullo herido cuando mi grupo volvió la
cabeza y vio que estaba en el suelo a pesar de la rapidez que tuve para
levantarme y mirar para otro lado cómo si la cosa no fuera conmigo.


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